Finalmente tengo un teclado cuando menos digno. Pasaron al menos un par de años en los que tuve que usar un teclado para la computadora que, sin duda alguna, entorpecía mi productividad por tan mala calidad de construcción. "Productividad" es una palabra algo rimbombante para describir aquella parte de mí que se sentía "entorpecida" por lo malo que era mi teclado, porque no creo que mi producción literaria haya sido considerablemente mayor de haber tenido otro teclado desde el principio, y tampoco estoy convencido de que dicha "productividad" siquiera exista para empezar. Pero de lo que no tengo la menor duda es que no solía tener el mismo impulso, o las mismas ganas de hacerlo, desde hace un tiempo porque escribir con una herramienta de tan poca calidad influye mucho en la experiencia que es la escritura digital y la torna en una mala.
Me encanta escribir: es, de hecho, mi constante y fija finalidad al ponerme frente a una computadora. Prácticamente todas las cosas que aprendo a hacer en un ordenador tienen la finalidad de proveer de una plataforma a mis actividades literarias. Siempre he tenido teclados para la computadora de calidad modesta. El primer teclado que compré habrá sido aproximadamente hace unos cinco años, cuando compré un bundle de la marca Logitech que contenía un teclado y un mouse por un precio muy accesible. Lo compré con la finalidad de reemplazar el teclado integrado de una laptop HP que tuve por mucho tiempo, ya que se descompuso cuando dejé caer agua sucia sobre él con la computadora encendida. No pude rescatar la laptop en su totalidad, intacta por completo fruto de mi rapidez en la reacción, pero cuando menos fueron solamente algunas teclas las afectadas y no todo el sistema por completo. Logré conectarle el bundle Logitech y así usé esa computadora portátil por varios años más, al menos dos o tres, sin ningún problema para escribir. El teclado era medianamente resistente y compacto, a pesar de tener el bloque numérico. Si he de esforzarme por encontrarle una desventaja, tendría que mencionar el que se nutrieran, teclado y mouse por su cuenta, con baterías reemplazables en vez de una interna y recargable. No mucho más.
Luego llegó la PC con la que cuento actualmente, que es una máquina de escritorio construida de forma modular. Cuando elegí las piezas para ensamblar mi nuevo equipo nunca tomé en consideración comprar el conjunto de periféricos usuales porque ya contaba con un bundle de teclado y mouse aún en muy buenas condiciones. Entonces elegí los demás componentes, unos monitores y se hizo la luz. Todavía usé mi bundle Logitech al menos un año completo con mi nuevo equipo antes de que comenzara con fallos. Al principio dejaba de emparejarse por periodos aleatorios de tiempo, pero llegó el momento en el que simplemente dejó de funcionar por completo. Nada de lo que hice lo pudo traer de vuelta a la vida, entonces tuve que deshacerme de ese mítico bundle que me acompañó por tanto tiempo y buscar un reemplazo.
Compré urgentemente un nuevo teclado. La muerte de mi bundle Logitech me había caído por sorpresa, y no estaba preparado para ninguna otra cosa de tanta confianza que puse en la salud de ese confiable bundle. Corrí al Steren más cercano y compré lo absolutamente más barato que tenían. Fue el peor teclado jamás construido que costó 180 pesos. Las teclas estaban ensambladas de forma independiente, u honestamente no tengo idea de cuál era la razón de su desperfecto, pero éstas se sentían encimadas, duras y descuadradas. No ejecutaban limpiamente el movimiento que se espera de la tecla en un teclado: de arriba a abajo sin titubear. El modo en que se comportaban las letras del teclado Steren me recordó bastante a los delgados brazos metálicos que contenían los caracteres en una antigua máquina de escribir y que solían congestionarse y quedarse atorados y enredados entre sí si a caso presionabas varias teclas al mismo tiempo. La mecanografía se tornó imposible por la mala calidad del barato teclado y, como resultado, se volvió una especie de tarea hercúlea cada vez que algo se venía a la mente y yo trataba de dejarlo registrado por escrito en mi blog. Era difícil y poco disfrutable.
Ahora el proyecto de reconstrucción económica va por buen camino, y finalmente llegó el momento en el que me puedo permitir, ya en este caso no un gasto, sino un alivio espiritual a través de lo económico al comprarme un nuevo teclado. Es, otra vez y para no perder la costumbre, un teclado de mediana calidad con un valor relativamente bajo construido en China con la finalidad de proponer un diseño compacto y nada malo al taco, no el de imitar uno ya existente. No obstante, y como ha pasado en mi experiencia con los artículos hechos en China últimamente, ha logrado convencerme e incluso hasta sorprenderme por lo que ofrece respecto de su relación precio-calidad. Sin ser la panacea de los componentes de entrada, es sin duda una mejor construcción respecto del teclado Steren, una mejoría absoluta y pronunciada en la experiencia de escritura y una bienvenida a la limpieza estética al ser, de nuevo como mi querido bundle Logitech, otro bundle inalámbrico. Pero esta vez, con baterías internas recargables: qué chulada.
Inmediatamente siento el cambio para bien con este teclado, tengo de vuelta las buenas sensaciones que se obtienen cuando puedes verter tu idea en la computadora a una velocidad aceptable, que va más en tono con tu flujo de escritura cuando tienes práctica con las teclas. Ahora siento de vuelta la concentración en lo que estoy escribiendo sin tener que atender a las constantes trabas y atoradas que ofrece el teclado Steren. La pura longitud de esta entrada es testigo de qué tanto estoy de emocionado con este nuevo juguete.
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Este es el aspecto de mi nuevo teclado en mi escritorio |
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